miércoles, 29 de junio de 2011

Platón y La alegoria de la caverna.

Asi como vivimos, guerreando con meras sombras –ya que todo tener es transitorio, y todas las posesiones hoy estan y mañana ya no estan-, somos como prisioneros en una caverna, atados, encadenados al suelo desde la infancia, con la cabeza, es decir la vista, orientada hacia una unica direccion. Por detrás arde un fuergo, pero no podemos darnos vuelta para verlo. Mas aun, no sabemos que esta ahí –porque esta a nuestars espaldas-, no conocemos su existencia.
Entre los prisioneros y el fuego pasan personas transportando objetos. La luz del fuego los proyecta en forma de sombras. ¿ Que ven los prisioneros? Sombras. Esa es toda la realidad que alcanzamos a percibir, y digo “alcanzamos” porque – como habra advertido el lector- los prisioneros somos todos los hombres. Creemos que esas sombras son la realidad sin saber que son sombras. Dice Platon en la Republica: “considera lo que naturalmente les sucederia si se los libera de sus cadenas(…) si a uno de esos cautivos se lo libra de sus cadenas y se le obliga a ponerse subitamente de pie, a volver la cabeza, a caminar…”.
Si eso sucederia –imagina el filosofo-, ese individuo arrojado fuera de la caverna sufriria por el exceso de luz del exterior. Le tocaria vivir un lento y largo proceso hasta acostumbrarse a esa luminosidad y, por fin, veria directamente, sin mediaciones, la luz del sol. Esa es la luz de la verdad: asi podria ver los objetos directamente y no solo sus sombras.
Pero ese hombre no piede vivir a solas. Ser hombre es ser con otros, de otros, para otros. Ese hombre des-lumbrado por la luz de las verdades eternas (Ideas, las llama Platon) no puede prescindir de los demas. En consecencia, volvera a la caverna, es decir al mundo dominado por los sentidos y los sentimientos, por las apariencias. Volvera a la caverna.
La alegoria de Platon imagina ese regreso; el libertado hablaria a sus compañeros con estas palabras: “- Miren, ustedes viven entre sombras, entre falsedades, entre apariencias, y yo he visto la liz de la realidad. Quiero sacarlos de esto que es una caverna, aunque ustedes no lo sepan, y conducirlos hacia las verdades supremas, las ideas inmutables, las que dan paz y serenidad, belleza y dicha-“.
Con un agudo sentido de la observacion y de la psicologia humana sugiere Platon: “¿No se expondra a que se rian de el? ¿No le dirian que por haber subido a las alturas ha perdido la vista y que ni siquiera vale la pena intentar el ascenso? ¿y si alguien ensayara liberarlos y conducirlos a la region de la luz, y ellos pudieran apoderarse de el y matarlo, no lo matarian acaso?
Asi sucedió y sucede en la historia. No hay mas que pasar revista a los acontecimiento, ¿Qué ocurre cuando alguien aparece y quiere desterrar prejuicios, anunciar verdades insolitas? Lo odian, lo persiguen. Le paso Socrates, a Moises, a Jesus, a Galileo. La caverna es comoda. El hombre prefiere el confort, la rutina. Los innovadores suelen ser odiados, perseguidos y hasta masacrados. Al hombre le gusta preservar creencias y opiniones, se siente comodo, se resiste a que lo muevan, a que lo cambien de lugar.


Bibliografia: Jaime Barylko. "La filosofia", una invitacion a pensar. Divulgación

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